Tras años de buscar una forma de medir el control glucémico en diabetes mellitus se aceptó que la hemoglobina glicada (HbA1c) era el patrón oro para esta medición.

Tras años de buscar una forma de medir el control glucémico en diabetes mellitus se aceptó que la hemoglobina glicada (HbA1c) era el patrón oro para esta medición.
Películas y cómics de superhéroes nos han enseñado desde pequeños el poder de hacerse invisible. Un artículo publicado este año muestra por primera vez como este sueño podría convertirse en realidad para los islotes pancreáticos antes de ser trasplantados.
El oxígeno es un elemento vital para la vida. Sin él, nuestras células no pueden obtener la energía necesaria para funcionar y, en última instancia, ante su ausencia morirían.
La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es una de las enfermedades con mayor impacto sociosanitario a nivel mundial, no sólo por su alta prevalencia, sino también por las complicaciones crónicas que produce y por su elevada tasa de mortalidad.
La mejora de la exactitud de los monitores continuos de glucosa ha sido el gran impulsor del desarrollo tecnológico en diabetes tipo 1, permitiendo avanzar hacia la automatización de las complejas decisiones que su gestión conlleva.
A finales del año pasado, la agencia americana (FDA), la que autoriza la prescripción de nuevos medicamentos, consideró que había suficientes evidencias para que Teplizumab pudiera ser recetado para retrasar la evolución de la diabetes desde el estadio 2 al estadio 3, al considerar que este fármaco detiene la progresión de la enfermedad y retrasan, por un período de unos dos años, la administración de insulina
La incidencia de diabetes está aumentando en todo el mundo, y casi la mitad de los casos permanecen sin diagnosticar.
La enfermedad conocida como diabetes mellitus es un trastorno metabólico complejo, caracterizado por la presencia crónica de niveles altos de glucosa en sangre (hiperglucemia) como consecuencia de una secreción o acción defectuosa de la insulina.
Hoy día sabemos que existen una serie de observaciones –datos analíticos o clínicos– que pueden indicarnos el riesgo a padecer diabetes tipo 1. Pero ninguna de ellas ha demostrado tener la suficiente especificidad y sensibilidad como para permitirnos seleccionar las personas cuyo riesgo de sufrir la enfermedad sea alto, y en las que esté indicado un seguimiento continuo, en aras de prevenir o tratar la enfermedad en sus estadios más iniciales.
Entender cómo un grupo de pequeños fragmentos génicos recientemente identificado en islotes pancreáticos regula el desarrollo y función secretora de las células beta podría abrir nuevas puertas para entender mejor los mecanismos celulares alterados en diabetes y para el desarrollo de nuevos fármacos.