Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 800 millones de personas en el mundo viven con diabetes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 800 millones de personas en el mundo viven con diabetes.
El aumento de la prevalencia de diabetes, en particular de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es alarmante.
Las personas con diabetes mellitus y tras un mal control de su enfermedad, pueden padecer complicaciones crónicas.
La diabetes mellitus (DM) afecta actualmente a más de 340 millones de personas en todo el mundo (1), constituyendo uno de los problemas sanitarios más graves de nuestro tiempo.
Si algo ha caracterizado a la diabetes mellitus, además obviamente de la hiperglucemia, ha sido su especificidad en la afectación de determinadas estructuras; concretamente los ojos, los nervios y, sin duda, los riñones, configurando lo que se denomina en general microangiopatía y más particularmente retinopatía, neuropatía y nefropatía diabéticas.
La retina es una capa muy fina de tejido sensible a la luz que se encuentra tapizando el interior del globo ocular. En ella se proyectan las imágenes que pasan a través de la pupila del ojo, y allí se convierten en señales eléctricas (impulsos nerviosos) que se envían al cerebro a través del nervio óptico para su procesamiento como imágenes.
La retinopatía diabética (RD) es una complicación de la diabetes que afecta a los ojos.