La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en el mundo, y su prevalencia aumenta con la edad.

La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en el mundo, y su prevalencia aumenta con la edad.
La enfermedad del hígado graso asociado a disfunción metabólica (metabolic dysfunction-associated steatotic liver disease, MASLD) es un término que incluye una serie de alteraciones producidas por el depósito de grasa a nivel hepático, en un paciente con uno o más factores de riesgo cardiovascular (diabetes, obesidad, perímetro de cintura aumentado, etc.) habiendo descartado el abuso de alcohol.
En los últimos años la tecnología aplicada al tratamiento de la diabetes ha supuesto una revolución, tanto para las personas con diabetes, como para los profesionales sanitarios implicados.
Recientemente, en el año 2021, hemos celebrado el primer siglo de historia de la insulina desde que, en 1921, unos investigadores en Toronto, Frederick Banting y Charles Best, extrajeron con éxito insulina del páncreas de un perro y analizaron su efecto, lo que trajo esperanza por primera vez en la historia a las personas con diabetes.
En medio de una gran lucha contra las dos epidemias globales de la obesidad y la diabetes tipo 2, se nos olvidan que, a veces, las cosas más pequeñas, pueden resultar las más importantes.
La diabetes tipo 1 (DT1) es una enfermedad multifactorial que resulta de una compleja interacción de factores genéticos y ambientales, llevando a la destrucción autoinmune de las células beta en el páncreas.
Como por todos es sabido, un manejo eficaz de la diabetes requiere un enfoque multidisciplinario que abarque tanto el tratamiento médico, como los aspectos psicológicos y sociales.
Desde los tiempos más remotos, la tendencia natural de los profesionales de la Medicina que atienden pacientes es la de fundamentar sus actuaciones en la experiencia.
La tecnología ha supuesto un gran avance en el manejo de la diabetes tipo 1 (DM1), no solo por la mejora en el control glucémico sino en la calidad de la vida y otros aspectos psicosociales de las personas con diabetes.