La variabilidad glucémica es uno de los problemas más complejos en el control glucémico de las personas con diabetes tipo 1 (DM1).

La variabilidad glucémica es uno de los problemas más complejos en el control glucémico de las personas con diabetes tipo 1 (DM1).
La obesidad infantil se ha convertido en uno de los problemas médicos y de salud pública más importantes. Su etiología es multifactorial y en ella interaccionan factores genéticos, biológicos y ambientales.
El desarrollo de órganos en miniatura en el laboratorio puede sonar a ciencia ficción. Sin embargo, gracias a los avances en la tecnología de las células madre y la bioingeniería, los científicos pueden ahora cultivar artificialmente una masa de células para crear organoides.
El término coloquial –luna de miel– se utiliza para referirse a aquel período de la historia natural de la diabetes tipo 1 en el cual la célula beta productora de insulina se recupera espontáneamente. Se trata de una recuperación parcial pero suficiente para permitirnos limitar la dosis de insulina al mínimo o, en algunos casos –menos aconsejable–, suprimirla.
Existen múltiples fármacos que pueden provocar prediabetes (preDM), diabetes (DM) o empeorar el control glucémico de pacientes con DM previa. Esto ocurre sobre todo en personas con predisposición genética y con factores ambientales favorecedores concurrentes.
El manejo adecuado de la diabetes tipo 1 (DM1) en niños preescolares (< 6 años) constituye un auténtico reto, tanto para profesionales como para los padres y cuidadores.
A pesar de los avances farmacológicos y tecnológicos de las últimas décadas en el manejo tanto de la DM tipo 1 (DM1) como de la DM tipo 2 (DM2), un porcentaje elevado de pacientes no cumple los objetivos terapéuticos recomendados por las guías de práctica clínica, con el consiguiente impacto en el desarrollo de complicaciones crónicas micro y macrovasculares, calidad de vida y aumento de mortalidad.
A menudo se nos pregunta si el tratamiento con insulina puede causar daño a medio o largo plazo, y nuestra respuesta es siempre la misma: la insulina no provoca ningún daño sobre nuestro organismo.
En los últimos años, se ha producido una auténtica revolución en el tratamiento de la DM2 debido a la aparición de nuevos grupos farmacológicos como los análogos del receptor del péptido similar al glucagón-1 (arGLP-1) que surgieron como una atractiva opción terapéutica por su perfil de acción.
La diabetes tipo 2 (DM2) es una enfermedad heterogénea e íntimamente asociada a la epidemia de obesidad. Para entender la patogenia de la diabetes nos hemos esforzado en las últimas décadas en comprender el fenómeno de la resistencia insulínica y la respuesta de las células β-pancreáticas frente a ella.